El papel se me quedó corto y la piel se convirtió en mi lienzo natural.
Llevo más de siete años tatuando, aprendiendo en la trinchera, absorbiendo técnica, calle y cultura. El punto de inflexión fue entrar en Lamujerbarbuda: ahí fue donde el arte dejó de ser solo pasión y empezó a ser compromiso, nivel y evolución.
Trabajo el realismo en blanco y negro, el fine line y el blackwork, pero más allá del estilo, lo mío es contar historias con aguja y tinta. Me mueve la precisión, el contraste, y esa conexión silenciosa que se crea cuando alguien confía su piel a mi arte.
No sigo modas. Creo en la autenticidad, en el trato real con la gente, y en tatuajes que tengan alma. Esto no es solo estética. Es identidad.
Llevo más de siete años dedicándome al tatuaje. En ese tiempo he aprendido que esto no va solo de técnica o de estilo —aunque eso me obsesiona—, sino de conexión, de entender a la persona que tengo delante y transformar su idea en algo que tenga alma.
Cada tatuaje que hago es único, pensado desde cero y trabajado con la máxima atención al detalle.
Lo que me diferencia no es solo el trazo, sino el trato. Me gusta que cada persona que entra en mi espacio se sienta cómoda, escuchada y parte del proceso. Porque tatuar no es imponer, es interpretar. No es copiar, es crear.
Este soy yo. Y esta es mi forma de entender el tatuaje: como algo que se siente, se respeta y se lleva para siempre.
Tatuador especializado en realismo en blanco y negro, fine line y blackwork. Cada diseño es único y personalizado, con atención cercana, profesional y un enfoque artístico que cuida cada detalle.